Erinosis de la vid: diagnóstico, control y estrategias de prevención

La erinosis de la vid es una enfermedad causada por el ácaro Colomerus vitis, que provoca deformaciones en las hojas y racimos, afectando tanto la producción como la calidad de la vid.

Erinosis de la vid

Esta plaga, aunque no suele justificar un tratamiento agresivo en muchos casos, puede volverse problemática si no se maneja adecuadamente, especialmente en parcelas que tuvieron un ataque muy fuerte el año anterior. En este artículo exploraremos los síntomas, los daños, las medidas de prevención y las mejores prácticas para su manejo.

¿Qué es la erinosis de la vid?

La erinosis es una enfermedad provocada por el acaro eriofido Colomerus vitis, un parásito microscópico que se alimenta de la savia de la planta. Este ácaro inverna en las yemas de la vid y emerge durante el desborre, afectando principalmente las hojas y, en casos severos, los racimos. Su pequeño tamaño y los síntomas iniciales, que pueden pasar desapercibidos, dificultan el seguimiento y la estimación del riesgo.

En el haz de las hojas se forman pequeñas vesículas o abultamientos, mientras que en el envés se observan pelos blanquecinos que proporcionan abrigo al ácaro. Estas deformaciones, conocidas como falsas agallas, son características de la enfermedad y se intensifican bajo ciertas condiciones climáticas, como alta humedad relativa y temperaturas moderadas.

Síntomas y daños de la erinosis

Los síntomas más comunes incluyen:

  • Abultamientos en el haz de las hojas, coincidiendo con depresiones en el envés.
  • Presencia de una pubescencia aterciopelada formada por pelos de color blanquecino en el envés.
  • En casos graves, deformaciones en los racimos, con botones florales agrupados y recubiertos por una pilosidad abundante.
  • Yemas que no llegan a brotar debido a la actividad del ácaro.

Estos síntomas pueden comprometer la capacidad fotosintética de la planta y afectar la formación de racimos, especialmente en plantaciones jóvenes o viñedos con alta incidencia.

Ciclo de vida del ácaro Colomerus vitis

El ácaro Colomerus vitis, causante de la erinosis de la vid, sigue un ciclo de vida estrechamente relacionado con el desarrollo fenológico de la planta. Durante el invierno, este parásito se refugia en las yemas de la vid, esperando las condiciones favorables de la primavera para emerger. En este periodo, las hembras comienzan a depositar sus huevos, que son de color amarillo pálido y tienen una forma ovalada, lo que permite identificarlos bajo una lupa.

A medida que las condiciones climáticas se tornan más cálidas y húmedas, se suceden varias generaciones, dependiendo del número de huevos y del éxito reproductivo. Los primeros síntomas suelen aparecer en los brotes jóvenes y se intensifican durante las etapas de brotación y floración, afectando principalmente las hojas y los racimos.

Estrategias para el control de la erinosis

El control de la erinosis de la vid debe basarse en un enfoque integrado que combine medidas preventivas y tratamientos dirigidos:

Medidas preventivas

  1. Poda y eliminación de restos infectados: Retirar y quemar los restos de poda para reducir el inóculo en la parcela.
  2. Manejo del riego y abonado: Evitar el exceso de abonos nitrogenados, ya que favorecen el desarrollo de condiciones propicias para el ácaro.
  3. Monitoreo constante: Realizar un seguimiento y estimación del riesgo durante los estados fenológicos críticos, como el desborre y la brotación.

Tratamientos fitosanitarios

En caso de superar el umbral de intervención, se recomienda realizar un tratamiento fitosanitario con productos específicos. Los acaricidas deben aplicarse preferentemente al observar los primeros síntomas y en estados larvarios, asegurando que el tratamiento sea efectivo y minimizando el impacto en los enemigos naturales del ácaro, como Typhlodromus phialatus y Amblyseius.

Los productos a base de azufre son eficaces y compatibles con estrategias de agricultura ecológica, mientras que los tratamientos químicos deben utilizarse con precaución para respetar los periodos de seguridad y garantizar la sostenibilidad del cultivo.

Enemigos naturales del ácaro Colomerus vitis

El manejo biológico de la erinosis se basa en potenciar la presencia de enemigos naturales del ácaro. Entre ellos destacan:

  • Typhlodromus phialatus y Amblyseius: Estos ácaros depredadores se alimentan de Colomerus vitis y ayudan a mantener su población bajo control.
  • Chrysoperla carnea y Orius: Insectos beneficiosos que contribuyen a la regulación de plagas en el viñedo.

La adopción de prácticas que favorezcan estos enemigos naturales, como el uso limitado de productos químicos, es clave para una estrategia de manejo sostenible.

Importancia de la sensibilidad varietal

La incidencia de la erinosis varía según la variedad de vid. Algunas variedades, como ciertas cepas de vinos de España, muestran una mayor sensibilidad, mientras que otras son más resistentes al ataque del ácaro. Este aspecto debe tenerse en cuenta al seleccionar nuevas plantaciones o al injertar la viña, ya que una elección adecuada puede reducir significativamente la aparición de la enfermedad.

Diferencias entre variedades sensibles y resistentes

No todas las variedades de vid son igualmente vulnerables al ataque del ácaro Colomerus vitis. Algunas variedades presentan una mayor sensibilidad varietal, mientras que otras tienen mecanismos de defensa que dificultan el desarrollo del ácaro. Por ejemplo:

  • Variedades sensibles: Estas suelen mostrar síntomas severos en las hojas y racimos, con mayor incidencia de agallas y deformaciones.
  • Variedades resistentes: Algunas cepas tienen una pubescencia natural o características estructurales en las hojas que dificultan la colonización del ácaro.

Conocer estas diferencias es esencial para implementar estrategias de manejo preventivo, especialmente en viñedos con alta incidencia de erinosis en años anteriores.

Relación entre la erinosis y el manejo del viñedo

El manejo del viñedo tiene un impacto directo en la aparición y propagación de la erinosis de la vid. Factores como el abonado nitrogenado, el exceso de riego y la densidad del follaje pueden favorecer el desarrollo del ácaro. Una gestión inadecuada puede crear un microclima húmedo y con poca ventilación, ideal para que la plaga prospere.

Por otro lado, la poda y la eliminación de restos vegetales juegan un papel clave en la reducción del inóculo. Quemar los restos de poda en parcelas que tuvieron un ataque fuerte el año anterior es una medida efectiva para prevenir futuras infestaciones.

Impacto económico y recomendaciones

Aunque la erinosis de la vid no suele justificar tratamientos en muchos casos, su impacto puede ser significativo en plantaciones jóvenes o viñedos con alta infestación. Las pérdidas económicas están relacionadas con la reducción en la calidad de la uva y el aumento en los costos de manejo.

Para minimizar estos riesgos, es crucial considerar medidas de prevención como el monitoreo regular, la implementación de prácticas culturales que favorezcan la ventilación y la selección de variedades resistentes. Además, el uso de herramientas de seguimiento y estimación del riesgo, como estaciones meteorológicas, permite anticipar los momentos críticos de intervención y ajustar las estrategias de manejo.

Consecuencias económicas de la erinosis

La erinosis de la vid, si no se controla, puede tener un impacto significativo en la producción. Las deformaciones en las hojas reducen la capacidad fotosintética de la planta, afectando su vigor y el desarrollo de los racimos. Además, los daños en los botones florales y los racimos jóvenes pueden disminuir el rendimiento en términos de cantidad y calidad de la uva.

En cultivos destinados a la producción de vinos premium, la pérdida de calidad debido a la erinosis puede representar una disminución del valor económico de la cosecha. Esto hace que el manejo preventivo sea una inversión clave para garantizar la rentabilidad del viñedo.

Ampliación de recomendaciones prácticas

Para cerrar el contenido, ampliemos las recomendaciones para manejar la erinosis de manera efectiva:

  1. Inspección regular del viñedo: Realizar revisiones frecuentes para detectar los primeros síntomas en brotes jóvenes y hojas terminales.
  2. Poda estratégica: Retirar las partes afectadas y fomentar una buena ventilación en la planta.
  3. Control fitosanitario preventivo: Utilizar productos a base de azufre o acaricidas específicos solo cuando el umbral de intervención lo justifique.
  4. Rotación de productos: Alternar modos de acción para evitar la resistencia del ácaro a los tratamientos químicos.

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